El tejido social es definido como el entramado de relaciones personales, institucionales y estructurales que configuran a la realidad social (Sztompka, 1995). Este, lleva implícito vínculos fuertes entre los individuos y entre las comunidades humanas, que cuando están bien soportados en principios y valores, pueden generar cambios que se sostienen en el tiempo y que producen beneficios colectivos trascendentes (Finizola, 2018). 

En comunidades rurales el grado de fortalecimiento del tejido social, puede ser entendido como un activo de salud clave, dado que “los problemas en la salud, no únicamente están relacionados con el saneamiento básico, ni con otros determinantes de la salud, sino también con la forma en que la gente se organiza para realizar los cambios que requiere para su salud” (Wener y Bower, 2010). 

En la ruralidad se encuentran territorios dispersos y desafiantes con condiciones que afectan el bienestar y la salud de las comunidades que allí permanecen, pero también  pueblos con resiliencia y tradición ancestral comprometidos en reducir las desigualdades que por años se han hecho presente en su cotidianidad. Es allí, donde una iniciativa en salud comunitaria que vincule a múltiples actores, partiendo de sus talentos, habilidades, intereses y experiencias para promover, mantener y recuperar la salud, incluso en situaciones de riesgo (Hernán, Morgan y Mena., 2010) permite mejorar la salud y el bienestar de forma sostenible y respetuosa con la cultura. 

Algunos activos de salud relacionados con la construcción y el fortalecimiento del tejido social identificados en las familias del pueblo wayuu son: vínculos de solidaridad y hospitalidad para prevenir y mantener la salud, líderes con intereses en mejorar sus capacidades de cuidado, disposición comunitaria para ayudar en labores domésticas, de agricultura y soporte emocional. Estas prácticas fortalecen la capacidad de las comunidades para transformar su propia realidad. Es así como contar con lazos fuertes a nivel familiar y social permite relaciones de colaboración y apoyo esenciales en contextos de riesgo y necesidades básicas insatisfechas, las cuales son fundamentales para construir una sociedad solidaria, compasiva y firme que vele por su crecimiento individual y colectivo.

Angie Paola Cepeda, Analista de proyectos

Liliana Vargas, Coordinadora de gestión

Finizola, B. (2018). Tejido social y salud. El Universal. Consultado en: https://www.eluniversal.com/el-universal/13424/tejido-social-y-salud 

Hernán, M., Morgan, A., & Mena, Á. L. (2010). Formación en salutogénesis y en activos para la salud. Andalucía: Escuela Andaluza de Salud Pública.

Sztompka, P. (1995). Sociología del cambio social. Madrid: Alianza Editorial.

Werner, D., & Bower, B. (2010). Aprendiendo a promover la salud. Un libro de métodos, materiales e ideas para instructores que trabajan en la comunidad. Berkeley, California: Fundación Hesperian.

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